Analizando la historia del ser humano, hemos visto cómo ha ido mejorando su calidad de vida gracias a los avances en ingeniería, arquitectura y edificación. Unido a estos avances, el ascensor ha ido evolucionando de forma simultánea para, precisamente, mejorar las condiciones de vida de los edificios con varias plantas.
Las ciudades se han transformado, así como la forma de vida de sus habitantes gracias a los ascensores, que cada vez cuentan con más tecnología y diseño. La revolución absoluta ha sido con la aparición de los ascensores panorámicos, que ofrecen al usuario una experiencia única con vistas hasta de 360º en algunos casos.
La mayoría de los ascensores panorámicos que encontramos actualmente en los edificios públicos se han convertido en una atracción para mayores y pequeños, pues son muchos los que se acercan a centros comerciales, hoteles o museos buscando disfrutar de la asombrosa experiencia de elevarse al mismo tiempo que disfrutas de unas maravillosas vistas. ¿Quién no se ha hecho un selfie en una de las preciosas cabinas acristaladas de los ascensores del Museo Reina Sofía?
Podemos encontrar ascensores panorámicos peculiares alrededor del mundo, pero nada comparado con los ascensores del Museo Mercedes-Benz (Stuttgart, Alemania) que parecen cápsulas espaciales y suben por unos raíles anclados a las paredes o el ascensor que tienes que coger para ver las vistas desde el Sky Tower de Auckland (Nueva Zelanda) y es que el suelo es transparente y puedes ir viendo cómo te alejas de la tierra a toda velocidad. Antes de subir debes saber que el mirador inferior está a 175 metros.
El elevador de Santa Justa (Lisboa) es, sin duda, uno de los más encantadores a los que podrás subir. Se construyó a principios del siglo XX y su diseño es de un discípulo de Eiffel. Une el barrio de la Baixa con el Chiado y el Barrio Alto. De aspecto neogótico y 45 metros de altura, esta belleza de hierro ofrece una de las más bonitas vistas de la capital de Portugal.
Si lo tuyo son las emociones fuertes, ¿qué te parece si la próxima escapada la haces a Berlín y te montas en el ascensor-acuario del Bar Atrium del Radisson Blu? Subir mientras ves a los peces nadar seguro que merece la pena el viaje.